La neuromodulación se utiliza para tratar y mejorar la calidad de vida en personas que sufren enfermedades crónicas graves.
Sirven para el paciente que presenta dolor persistente, depresión, espasticidad, trastornos del movimiento, epilepsia, isquemia, disfunción cardíaca, intestinal y vesical, lesión de la columna vertebral, trastornos visuales, auditivos y psiquiátricos específicos.
El tratamiento invasivo más común es la estimulación de la médula espinal y la indicación más común es el dolor neuropático severo persistente.
Se encuentra en aquellos que se han sometido a una cirugía de descompresión espinal técnicamente exitosa, pero que han tenido recurrencia o persistencia de los síntomas.
Proceso de evaluación de candidatos
La decisión de proporcionar una terapia de neuromodulación se toma después de una cuidadosa consideración con el paciente, su médico implantador y el equipo de neuromodulación.
No es un tratamiento de primer ni último recurso. Si los síntomas se pueden controlar de forma eficaz y sencilla utilizando otros métodos, estos se consideran primero.
A menudo, el médico recomendará consultar con otros profesionales del equipo multidisciplinario antes de que se acepte realizar un tratamiento de neuromodulación, esto para estar realmente seguros de que se trata del mejor tratamiento para el paciente.
También hay que analizar si se necesita de algún tratamiento adicional.
Preguntas antes de la neuromodulación
Lo principal es pregunta sobre el tratamiento de neuromodulación seleccionado y si existen alternativas o soluciones más simples para el problema.
Habrá ventajas y desventajas en cualquier tratamiento, pero es importante saber tanto como sea posible.
Hay que preguntar sobre el historial con el tratamiento y cuál es su tasa de complicaciones comunes.
No hay que olvidar establecer un contacto a largo plazo en el equipo de neuromodulación.
Leer más: Técnicas de neuromodulación: invasiva y no invasiva
Pues la opcion a los medicamentos siempre es un factor importante